Al preguntarle desde cuándo le sucede esto, me comenta que no es algo nuevo, ya que desde los 18 o 20 años recuerda haberlos tenido, aunque es ahora cuando le empieza a estresar más de lo habitual, motivo por el que decide realizar la consulta conmigo y analizar lo que le está sucediendo.
Para comprender mejor a lo que se refiere, me pone varios ejemplos en los que tiene estas formas de comportarse. Últimamente le ha sucedido con sus vecinos, con alguna amiga y también con sus padres.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta, es que la rabia es una emoción que sentimos todos los seres humanos y tiene una función específica y adaptativa, si no fuera así habríamos dejado de sentir esta emoción hace miles de años en nuestra evolución como seres humanos.
Las emociones básicas son cinco: alegría, miedo, tristeza, asco y rabia. Cada una de ellas tiene una función biológica y adaptativa para el ser humano y su supervivencia. Ahora nos vamos a centrar en la rabia.
Esta emoción, entre otras cosas nos sirve para marcar nuestro territorio. Cuando sentimos que éste es amenazado, es cuando aparece esta emoción básica. Y no es necesariamente que sea un territorio físico sino que puede ser un territorio psicológico o emocional. Básicamente todo lo que tenga que ver con el espacio vital de la persona, ese es su territorio. Y cuando se siente amenazado o invadido es cuando aparece la necesidad de sacar esta emoción básica para defenderlo. De proteger aquello que le importa, aquel espacio en el que la persona se encuentra segura.
Ahora que estás leyendo estás líneas puedes hacer un pequeño repaso de algún ataque o explosión de rabia que hayas tenido y verás que esto es así. En ese momento te habrás sentido invadido en tu espacio vital y habrás sacado esta emoción para defenderlo y protegerte.
Tras explicarle la función adaptativa y biológica que tiene está emoción básica, empieza a comprender el por qué ha funcionado de esta forma con sus vecinos y con sus amigas en esos momentos concretos. Es importante, porque es el primer paso para dejar de juzgar esos comportamientos y comprenderse un poco mejor.
Analizando varios ejemplos:
Cuando los vecinos hacían ese ruido excesivo y no la dejaban descansar e invadían su espacio auditivo. O cuando esos mismos vecinos intentaron construir una pared muy cerca de su terreno no cumpliendo las normativas legales invadiendo así también un territorio, esta vez físico. También comprendía cómo reaccionó con esta emoción hacia una amiga que estaba haciendo comentarios despectivos hacia uno de sus seres queridos. De alguna forma esta amiga estaba invadiendo el espacio en sus relaciones con personas a las que quería. Mis seres queridos, las personas que me importan, también forman parte de mi espacio vital, de mi burbuja, de mi territorio.
Lo que sucedía aquí es que en lugar de limitar o marcar adecuadamente su territorio o hacerlo de una forma más equilibrada, lo hacía de una forma exagerada. Lo que tenemos que analizar es el por qué de este comportamiento tan exagerado y desequilibrado.
Esta explosión o ataque de rabia no deja de ser una conducta y todo comportamiento se aprende. Por lo que le pregunto dónde ha aprendido o dónde ha visto a alguien que se comporte así en su infancia. Automáticamente me dice que le recuerda a su papá, ya que era violento y tenía unos comportamientos de ira descontrolada, gritaba, chillaba, rompía cosas y normalmente eran contra su mamá.
Mientras que papá tiene este tipo de conductas hacia su mujer, la mamá tiene otros que son totalmente complementarios, ya que se comporta de forma sumisa, se calla, permanece en silencio y con la mirada baja, está sometida por completo y llora.
Todas estas experiencias que vive el niño o la niña con aproximadamente 6 años, las discusiones entre papá y mamá, los comportamientos de violencia, agresión y rabia descontrolada de papá, impactan sobre ese niño o esa niña y rechaza por completo estas formas de actuar, los juzga, posicionándose y empatizando con la madre, el papel de víctima que es la más perjudicada.
El niño o la niña, no tolera el comportamiento agresivo de su padre y de alguna forma lo bloquea en su psique.
La frase típica que le dice su mamá es “hay que aguantar, hay que tener paciencia”. Su mamá no supo defender o delimitar su territorio o espacio vital, y es el mensaje que le llega al niño o la niña.
Analizando la forma en la que reacciona al estrés a lo largo de su vida, me comenta que normalmente aguanta, aguanta y aguanta, pero cuando ya no puede más es cuando explota y aparecen estos comportamientos explosivos de rabia. Es como que está todo el rato en la polaridad de mamá con una energía de sometimiento y aguante, sin embargo cuando la gota colma el vaso, automáticamente se polariza en la otra posición y se convierte en su padre, sacando la rabia y la agresividad, todo aquello que rechaza de él, esto es su Sombra. Recordar que Sombra es todo aquello que no queremos ver, mirar o analizar de nosotros mismos, es aquello que juzgamos, no nos reconocemos en absoluto con esa posición, y por lo tanto nos balanceamos en la otra polaridad. Sumisión Vs Agresión. Víctima Vs Victimario.
Una persona que estuviera en equilibrio con estas dos polaridades entre la sumisión y la agresividad, marcaría o protegería su territorio adecuadamente, pero cuando está desequilibrado, se compensa automáticamente de una a otra polaridad, y es cuando aparecen estos ataques o explosiones de rabia.
Como decía Carl Gustav Jung: “Aquello a lo que te resistes persiste”. Y es justamente en lo que se está convirtiendo esta persona al hacer estos comportamientos de ataque de rabia, se está convirtiendo en su padre, aquello que no acepta de él, aquello que rechaza y reniega, lo que nunca quiso hacer porque no quería parecerse a él.
Lo que se le propone en la consulta es que busque un equilibrio entre ambas polaridades. Que deje de juzgar los comportamientos de rabia, ya que tiene una función adaptativa para el ser humano. Lo que se le pide es que intente mirar o ver a su padre con otros ojos, que deje de juzgarlo y que cambie su percepción.
Es evidente que a este niño o niña, lo que le molesta son las conductas agresivas de su padre, pero sobre todo lo que más le molesta es que su madre no se proteja o defienda. Por eso cuando lo hace, salen estos comportamientos tan exagerados. No ha sabido aprender la forma de hacerlo de forma equilibrada, porque su sistema en la infancia estaba desequilibrado.
Como he comentado anteriormente, Sombra es todo aquello que no queremos ver, es aquello que rechazamos de nosotros mismos, en este caso la persona rechaza sus comportamientos agresivos que nacen de esta emoción de rabia. No los quiere ver, no los quiere aceptar, los rechaza porque así rechaza también a su padre y todas las experiencias que vivió en la infancia. Y ese es justamente su aprendizaje.
¿Pero cómo puedo dejar de juzgar esto y encontrar un equilibrio?
Primero hay que identificar la Sombra, que en este caso son los comportamientos agresivos y de ataques de rabia, luego dejar de juzgarlos ya que está emoción básica tiene una función adaptativa determinada.
Imagina por un momento que tengo un gato que es mío, pero no lo quiero porque no me gusta, lo rechazo y como no lo quiero ver, lo meto dentro de una jaula o una habitación oscura. Lo dejo en mi Sombra, ese lugar en el que no entra la luz. Pero este gato forma parte de mi identidad, es una cualidad mía, es una parte de mí que no quiero ver y por eso lo escondo. Este gato permanece en esta habitación días, semanas, meses y años. ¿En qué crees que se convertirá pasado todo este tiempo? ¿Crees que seguirá siendo un lindo gatito? Lo más probable es que cuando se abra la puerta, ya no sea un gato, sino que se haya convertido en un tigre salvaje, un felino hambriento y peligroso.
Estos son los ataques de rabia, el gato se ha convertido en un tigre descontrolado y peligroso.
En condiciones normales podrías marcar o delimitar tu territorio de una forma equilibrada siendo determinado/a, sabiendo decir No, posicionándote, siendo asertivo/a, etc.
Pero como esta energía que delimita el territorio y marca los límites es masculina, la tiene bloqueada por una asociación inconsciente entre lo masculino y el padre.
Este niño o niña está todo el rato polarizado/a en la posición de su mamá, la sumisión, el aguante y el silencio, que es precisamente la forma aprendida con la que suele afrontar el estrés en su día a día. Pero cuando intenta reparar el comportamiento de su madre y no quedarse en la sumisión como ella, lo hace en la otra polaridad, el otro aprendizaje que ha tenido en su infancia, recurre a la Sombra para salir de la sumisión, pero esta vez en forma de tigre, ya que el gato que estaba en la sombra ha estado mucho tiempo desatendido.
Al comprender toda esta información, puede observar las piezas de su puzzle personal desde otra perspectiva, y podrá encajar todas esas experiencias desde otra visión.
Como decía Buda: “La iluminación está en el camino medio”. La solución no está en quedarse en una u otra polaridad, sino en construir un nuevo camino donde se puedan integrar ambos extremos, creando nuevas formas de funcionar, haciendo cosas diferentes, pensando distinto, etc. De lo contrario, lo más probable es que suframos irremediablemente, y vayamos de un extremo a otro intentando salir de esa rueda de hámster.
Tal vez llegado a este punto te interese escuchar el episodio de mi Podcast: “Buscando el equilibrio entre lo masculino y lo femenino”, que te podrá ayudar a equilibrar estas dos polaridades en tu día a día.