El origen pagano de la noche de San Juan
La noche de San Juan es en realidad una fiesta pagana, y no se debería celebrar el 23, sino el 21 de junio, que es cuando se produce el solsticio de verano, anunciando el principio del verano (en el hemisferio norte).
Recordar que los solsticios hacen referencia a la duración de las noches y las horas diurnas. Y concretamente el día del solsticio de verano, el 21 de junio, es el día más largo y la noche más corta del año. A partir de este momento, los días se van acortando poco a poco hasta llegar de nuevo al solsticio de invierno (21 de diciembre), donde el ciclo se completa y vuelve a comenzar de nuevo.
Ésta, es una celebración que viene de los celtas y pueblos del norte de Europa, donde celebraban los ritmos de la naturaleza, los ciclos de la luna y los solsticios, con fiestas paganas.
Los paganos eran los habitantes de los “pagus”, (que significa habitantes de las aldeas), aquellos que cultivaban la tierra y se ocupaban de las cosechas y el ganado.
En definitiva, celebraban la comunión perfecta entre el hombre y todo lo que existía a su alrededor (la naturaleza, los ciclos de la tierra, de la luna, de las estaciones), agradeciendo y honrando a la vida y a los dioses por todo ello.
Y no solo se celebraba en estos pueblos nórdicos, sino que hay otros muchos lugares en el mundo donde también se celebraba lo mismo o algo muy similar, como por ejemplo en Centroamérica, en el norte de África o en la antigua Roma.
Con la iglesia hemos topado
Pero desde la nueva religión, el cristianismo, a todas aquellas personas paganas se les dio una connotación despectiva, ya que no se convirtieron al cristianismo. Sin embargo los cristianos adquirieron muchas de sus costumbres, festividades y rituales, para poco a poco hacerlos suyos, y que el verdadero origen ancestral quedara solapado o en el olvido.
Pues eso mismo es lo que está ocurriendo en la actualidad con la noche de San Juan. Han cambiado el nombre, la fecha y su significado original (el cual me parece mucho más noble, esencial, consciente y mágico en su origen).
Pero además, no solo ocurre con esta noche de San Juan, sino que pasa exactamente lo mismo con la Navidad, que “casualmente” corresponde también con el solsticio, pero de invierno. La iglesia también ha cambiado su nombre, la fecha y su simbolismo. Si quieres más información sobre esto, te invito a escuchar mi post “La Navidad y sus simbolismos”.
Lo que dice la tradición cristiana
Aunque en realidad no se conoce qué día nació San Juan Bautista, la iglesia asignó la fecha del 24 de junio, porque éste y su primo Jesús de Nazaret se llevaban 6 meses de diferencia. Bueno, de hecho tampoco se sabe con certeza que fueran primos. Y como asignaron el 24 de diciembre al nacimiento de Jesús (que tampoco se conoce la fecha exacta de cuándo nació), pues que el primo Juan nazca el 24 de junio, así se llevan 6 meses exactos. Votos a favor…!!! Sí, sí, así nos cuadra a la perfección..!!!
Además, dice la Biblia, que Zacarías, el padre de Juan Bautista, mandó encender una hoguera para anunciar el nacimiento de su hijo, y que por eso se siguen encendiendo hogueras en la noche de San Juan. En fin…
El verdadero significado de la noche de San Juan
El 21 de junio se produce desde tiempos inmemorables, el equinoccio de verano en el hemisferio norte, momento que anuncia el inicio del verano. En este preciso momento, la naturaleza no deja de crecer y florecer. La rueda de los ciclos ha alcanzado su punto álgido y a partir de ahora comenzarán los días a ser más cortos. Es momento de reunirse con los seres queridos para celebrar la vida, la abundancia de todos los frutos que está aportando la naturaleza, de compartir con alegría la cosecha, de celebrar la luz y agradecer por todo lo que está aportando este ciclo de la naturaleza.
Es momento de celebración, de salir al exterior ya que el tiempo acompaña, de compartir con los demás los frutos que ya se están recogiendo. Es momento de agradecer y disfrutar de las frutas de temporada, de las verduras, de los panes hechos con cereales o semillas, es momento de reír, de cantar, de bailar, de beber vino, cerveza, agua, y también es momento de copular. Es un ritual expansivo y de celebración.
Simbolismo del fuego y de la hoguera
El fuego ha sido desde siempre vehículo ritual para rendir culto al Sol. Ilumina la oscuridad, emite energía, aporta calor y su color es amarillo, como el del sol. El fuego ha servido para proteger y proveer de vida a los hombres en la tierra.
Los primeros observadores de los cielos y de los ciclos, se dieron cuenta del desastre que significaría que la luz del sol dejara de brillar o de que menguara su intensidad.
Por esta razón, en el solsticio de verano, cuyo día es el más largo del año y cuya noche es la más corta, encendían hogueras para darle fuerzas al sol, con la intención de que su brillo no se extinguiera jamás.
Se enciende una gran hoguera como simbolismo del sol, que produce luz y calor, agradeciendo a este dios, el sol, que ha preñado a la tierra con su luz, energía y calor, generando la vida y los frutos con los que ahora el mundo se puede beneficiar.
El hecho de saltar las hogueras ha quedado como tradición, por el simbolismo de purificación, alejar a los malos espíritus, los malos augurios, deshacerse de lo viejo y que lo nuevo pueda llegar. Así se pueden renovar nuestras vidas y atraer la buena suerte, en este nuevo ciclo que comienza.
Por eso en muchos lugares, todavía se suelen quemar los muebles viejos de la casa, como simbolismo de renovación, purificación y de atraer la buena suerte.
Simbolismo de la tierra y el agua
La tierra es fértil, y se asocia con la energía femenina. Es un simbolismo de la Diosa, la Madre Tierra, que está preñada por el Dios masculino, el Sol, y que a través de ésta llegan los frutos de su vientre al mundo para alimentarnos.
El agua es vida, tiene poderes curativos, simboliza la juventud, la belleza y es la fuente de fertilidad y abundancia, por eso es también importante en esta celebración.
Dice la tradición que si esa noche te lavas la cara con el agua a media noche, tu rostro siempre será bello, y tu cuerpo y espíritu joven, fuerte, fértil y abundante.
Pero la mayoría de la gente en la actualidad, se suele meter de cuerpo entero y darse un baño en el agua. El calor de la hoguera, la arena de la playa, el ambiente de celebración y el clima estival, invitan a hacerlo. Convirtiéndose este acto, para muchos, en su primer baño del año.
Se abren las puertas del cielo
Los sabios y los antiguos decían, que en los solsticios (tanto de verano como de invierno), se abrían las puertas del cielo. Estos dos días, el día más largo con su noche más corta, y el día más corto con su noche más larga, son momentos cruciales de cambio en los ciclos y en la naturaleza.
Decían, que ese velo mágico que separa el cielo y la tierra, durante los equinoccios se hace más débil. Y que en esos momentos, resulta mucho más sencillo conectar con la esencia divina que todos tenemos en nuestro interior. Que es más fácil acceder a esa información y a la sabiduría de los dioses. Unir cielo y tierra, mente y corazón, espíritu y cuerpo, para ajustar y equilibrar nuestras energías, masculina y femenina, de acción y reflexión, de los ciclos, de la vida y de la muerte, en perfecta conjunción con la naturaleza.
Tal vez por eso, la noche de San Juan, sea una de las noches más mágicas del año, dicho por muchos, rozando entre lo místico y lo esotérico. Y eso que no se celebra el día que le corresponde, sino que la iglesia lo desplazó varios días por sus intereses. Y yo me pregunto si los intereses de la iglesia son mis propios intereses, o son intereses distintos.
Lo que puedes hacer en la noche de San Juan
Es momento de prepararte para manifestar la realidad que has imaginado durante los tiempos oscuros, es momento de explorar nuevos horizontes, es momento de nuevos comienzos, de nuevas posibilidades y oportunidades.
Aprovecha la oportunidad que te brinda este engranaje y ajuste cósmico perfecto, para transmutar en ese fuego simbólico, lo que ya es caduco y no quieras en tu vida.
Y al llegar la media noche, puedes echar a ese fuego algo que simbolice lo que quieras dejar atrás, puede ser algo físico o simplemente una proyección mental de eso, o incluso puedes escribir esas cosas en una hoja papel, o lo que se te ocurra que tenga sentido para ti, lo importante es la intención y la consciencia con la que lo hagas.
Échalo todo, hasta que se consuma y se vuelva cenizas. Y tras la muerte, llega la vida.
Y de esas cenizas, tus propias cenizas, resurgir cual ave Fénix, renovado/a, con más fuerza que antes, para afrontar este nuevo ciclo, tu nueva vida.
Y luego, darte ese baño de purificación y limpieza, para comenzar esa nueva vida que te está esperando. Ese es el verdadero bautismo tras el nacimiento. Esa agua que limpia y purifica para venir sin pecado, sin juicios, sin culpas ni resentimientos. Compartiendo contigo y con los demás.
Y tú, ¿Qué vas a celebrar, la noche de San Juan o el Equinoccio de verano?
Ah, otra cosa que se me olvidaba. Y que no se te ocurra ir el 21 de junio a hacer una hoguera en la playa a festejar el verdadero significado de esta celebración, porque lo más probable es que te salga caro, ya que está prohibido y te pondrán una multa si te pillan.
Espero que esta información haya sido de tu agrado, si es así dale un me gusta y comparte con quien creas que le pueda interesar.
Hasta la próxima y feliz noche de San Juan o feliz equinoccio de verano, lo que prefieras.
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