La crisis existencial y su relación con los valores personales

crisis existencial

Es un proceso de cambio profundo y de consecuencias importantes que vive una persona sobre su propia existencia y la forma en que está viviendo su vida. Es un proceso personal de adaptación a un mundo en constante cambio, donde los esquemas mentales construidos ya no sirven para afrontar la situación actual. Aparecen preocupaciones y preguntas nuevas que nunca habían sido planteadas y para las que todavía no se tiene respuesta.

 

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A menudo, las personas que experimentan una crisis existencial se sienten perdidas, desorientadas, con falta de motivación, apáticas, con malestar psicológico generalizado, no tienen claras sus metas, sienten preocupación, incertidumbre, ansiedad, miedos, dificultad para conciliar el sueño, falta de energía e insatisfacción vital.

Es un momento de introspección

Es un momento de introspección, de mirar hacia adentro, de cuestionarse cosas sobre lo vivido, sobre lo que ha conseguido, sobre algunas decisiones importantes que se han tomado, sobre los caminos que ha decidido recorrer y los que no.

En definitiva, son preguntas que nos hacemos sobre nuestra propia existencia, sobre qué hacer con nuestra vida, sobre el sentido y dirección que le hemos dado y el que le queremos dar.

La persona se hace preguntas del tipo:

– Sé que hay algo en mi interior que tengo que cambiar pero no logro saber qué es.  

– Tengo una sensación interna como que me echo de menos, es algo raro, como si yo no fuese yo.

– Pruebo cosas diferentes para llenar un vacío emocional, pero no lo consigo.

– Lo que antes hacía que me llenaba, ahora ya no.

– Las cosas me marchan bien, pero tengo una sensación general de insatisfacción.

– Siento que me he perdido muchas cosas en la vida o no la estoy aprovechando al máximo.

– Me siento muy cansado y aburrido en general con mi vida, nada me llena.

– Me pregunto si he tomado las decisiones correctas en mi vida sobre el trabajo, pareja, hijos, etc.

– Cuando pienso en el futuro me da vértigo y no encuentro mi lugar.

– Aunque esté con gente, no logro quitarme esa sensación de sentirme solo en el mundo.

– Me falta un propósito en la vida, aunque no sé qué podría ser. 

– Con todo lo que ya he conseguido no me siento satisfecho.

Si te has formulado algunas de estas cuestiones, lo más probable es que estuvieras (o estés en la actualidad) pasando por una crisis existencial. A pesar de que son preguntas que todos nos hemos hecho en alguna ocasión en nuestra vida, cuando se trata de una crisis existencial, la persona experimenta una profunda insatisfacción, angustia y desasosiego. Tiene que encontrar respuestas a esas preguntas que rondan su mente y esos estados emocionales  no cambiarán hasta que encuentre respuestas que le sirvan para afrontar esta nueva etapa de su vida.

¿Qué puede producir una crisis existencial?

Hay veces que estas crisis existenciales las puede producir un acontecimiento vital estresante que pueda vivir la persona, como la muerte o abandono de un ser querido, aspectos relacionados con el trabajo, un despido, elegir una profesión, la menopausia, notar el propio envejecimiento, tomar la decisión de tener hijos, etc. Sin embargo, otras veces no es posible encontrar un hecho concreto que desencadene estas crisis y están más asociadas al transcurrir de la vida y períodos concretos relacionados a la edad cronológica, como veremos a continuación.

No todas las personas lo viven igual

Estas crisis existenciales pueden aparecer en diferentes momentos de nuestras vidas, independientemente de si se es un hombre o una mujer, aunque suelen afectar y se viven de maneras diferentes. Por ejemplo, en las mujeres se suele presentar de manera progresiva, incluso a una edad más temprana, de tal forma que puede pasar más desapercibida y los cambios no son percibidos como drásticos. En cambio, en los hombres se presenta de repente y de una forma más radical.

En cualquier caso, hay estudios que lo relacionan con la edad y maduración de las personas, además de ciertos acontecimientos vitales estresantes que ya he comentado anteriormente.  

No todas las personas pasan por estas crisis existenciales y no todas las que pasan por ellas tienen las mismas características, pero sí existen patrones comunes.

Seguro que habrás oído hablar de la crisis de los 40, pero en realidad hay algunas más y suelen ocurrir cada cierto tiempo. De hecho, hay estudios que hablan de que ocurren cada 10 años, cuando los años de la persona van cambiando de década. Esto de las edades no son matemáticas y pueden ocurrir varios años antes o después, ya que cada persona es única y vive circunstancias diferentes.

Veamos varios tipos de crisis existenciales y sus posibles apariciones asociadas a eventos estresantes que pudiera vivir la persona en base a su edad cronológica.  

Crisis en la adolescencia: entre los 10 y 19 años

Por ejemplo, en la infancia es muy raro que ocurra este tipo de crisis existencial, sin embargo, las primeras expresiones suelen ocurrir en la adolescencia, cuando el niño/a está madurando y comienza su primer cambio importante y personal en su vida.

Su biología experimenta cambios importantes y las hormonas que ahora recorren su cuerpo cambian la forma de pensar, de expresarse, de relacionarse con sus padres y con los demás.

Deja de ser un niño/a para convertirse en un adulto y se hace preguntas en su diálogo interno. ¿Qué tipo de hombre/mujer quiero ser? ¿Los referentes que tengo me sirven? ¿Quiero ser como mi madre o como mi padre?

Y a medida que va pasando el tiempo, esas preguntas se van ampliando y forman parte del proceso de individuación del adolescente.  

Crisis en la juventud: De los 20 a los 29 años

El adolescente va creciendo y viviendo experiencias de todo tipo y poco a poco va construyendo su identidad, su psique y a medida que lo va haciendo sigue planteándose más cuestiones.

¿Quién y cómo quiero ser yo como adulto/a? ¿Quiero estudiar una carrera, prefiero hacer formación profesional, trabajar? ¿A qué me dedicaré? ¿Cómo me ganaré la vida? ¿Quiero tener una pareja estable? ¿Quiero formar una familia? ¿Cuántos hijos me gustaría tener? ¿En realidad quiero tener hijos?

Crisis de la mediana edad

La expresión “crisis de la mediana edad” surgió en 1965, cuando el psicoanalista canadiense Elliott Jaques publicó un artículo académico titulado “La muerte y la crisis de la mediana edad”, en el que escribió: “A la edad de 35 años, la persona alcanza la plenitud de la vida y observa ante sí un trayecto en declive que concluye con la muerte. Esto produce una crisis que es más intensa en unos que en otros. …Es un período de angustia y depresión”.

La mediana edad, en la actualidad suele comprender desde los 30 hasta los 50 años aproximadamente.

A los 30 años

Una persona con 30 años en realidad ya no es la misma que cuando tenía 20, y mucho menos que cuando tenía 15 años. Han cambiado muchas cosas, desde su biología, formas de pensar, de comportarse, se persiguen cosas diferentes, objetivos, metas, logros, motivaciones, intereses, etc. También la biología suele cambiar y con ella la salud en general, lo que nos lleva a preguntarnos cosas sobre la vida y la muerte, el envejecimiento, nuestro estilo de vida, la forma en la que vivimos con estrés, etc.

¿Este trabajo realmente me llena, es lo que quiero? ¿Dónde voy a vivir, quiero comprarme una vivienda o mejor alquilar? ¿Vivir solo/a o compartiendo piso? ¿Quiero una pareja? ¿La pareja que tengo es la que realmente me llena? ¿Quiero formar una familia?

A los 40 años

Y ahora seguro que habrás oído hablar de la típica crisis de los 40 años. Las personas con esta edad suelen haber conseguido algunos objetivos en sus vidas como por ejemplo, una vivienda, un trabajo más o menos estable, un coche ya pagado, un matrimonio, hijos, etc. Y es cuando aparecen cuestionamientos internos sobre lo conseguido y lo que no se ha podido conseguir. Surgen preguntas sobre el trabajo, la profesión, la relación de pareja, los hijos, la vejez o muerte de los padres, los cambios físicos relacionados a la edad, etc.

Todo ello se acompaña con un vacío existencial y emocional, que en ocasiones se intenta cubrir con conductas como por ejemplo comprando ese coche caro, algún objeto exclusivo, tendencia a la infidelidad en busca de volver a sentir esa magia perdida por el paso del tiempo, rupturas matrimoniales, abuso de alcohol y/o sustancias psicoactivas, comportamientos impropios, demasiada atención a la apariencia física, remordimiento por metas no alcanzadas, etc.

Todos estos comportamientos intentan cubrir ese vacío emocional y existencial que no se cubrirá hasta que la persona sea sincera con ella misma y se conteste a todas esas preguntas que pasan por su mente, relacionadas con su propósito de vida.

¿Soy feliz con lo que hago, con lo que tengo, con lo que soy, con mi trabajo, mis relaciones? ¿Esta es la vida que quiero vivir? ¿Qué hago aquí, cuál es el sentido de mi vida, para qué? ¿Es este el estilo de vida que quiero para mí?

A los 50 años

A los 50 años suelen aparecer más preocupaciones relacionadas con la salud, pensando ya en la jubilación y si al hacerlo tendrá una buena economía que le permita vivir sin preocupaciones. Cuestiones también relacionadas con los hijos si los tuviera y los nietos, como pasar más tiempo con ellos, se preocupan por si tendrán un buen futuro, etc.

Crisis en la adultez y tercera edad

En general, el trabajo es un componente clave de la identidad de las personas que les proporciona importantes recursos financieros, psicosociales y cognitivos.

La jubilación podría ser un evento estresante de la vida, lo que lleva a la «ansiedad y depresión» entre las personas que de repente no tienen estructura o propósito en su existencia cotidiana.

Y con la jubilación suele venir también otra gran crisis, que puede llegar incluso a superar la crisis de los 40, ya que muchas personas suelen morir en el intento. ¿No conoces a alguien o has oído hablar de alguien que se jubiló y al poco tiempo murió? Pues es algo que ocurre en muchos casos y de hecho hay varios estudios que se han elaborado al respecto porque es algo que preocupa, y han encontrado esta relación entre la jubilación y la muerte.

¿Qué va a ser ahora de mi vida? Toda la vida trabajando, con un propósito, algo que hacer, dedicando mi tiempo, mi vida, ¿Y ahora qué? ¿Qué voy a hacer con mi vida?

Las personas cambian y con ellas sus valores personales

¿Qué tienen en común todas estas crisis existenciales que acabo de analizar?

Lo que tenemos que tener claro es que el denominador común entre todas ellas es una palabra: Cambio.

Todo cambia, y también nosotros. Lo que pasa es que en ocasiones estamos demasiado ocupados para darnos cuenta de cómo vamos cambiando a lo largo del tiempo y de nuestra vida.

Y es cuando sucede ese cambio de década, cuando algo en nuestro interior nos avisa de que algo no está funcionando como debería.

Los valores personales son los cimientos de la identidad de las personas y el motor que nos impulsa en la vida. Sin valores o con ellos desfasados no tenemos energía ni motivación.

Para comprender mejor todo esto puedes leer mi post “Los valores personales, qué son y para qué sirven”.  

La crisis existencial es como una muerte simbólica

Ese cambio, en el fondo es como una muerte simbólica, muere mi otro yo, para dar paso al nuevo yo. Y con ello tenemos que ser conscientes de que no somos la misma persona, han cambiado nuestros gustos, nuestras motivaciones, nuestras circunstancias, nuestras creencias, nuestros valores. A lo largo de nuestras vidas pasamos por diferentes etapas, incluso hay algunas tan diferentes que se podrían catalogar de diferentes vidas en una misma.

Con la aparición de una crisis existencial es momento de admitir el final de tiempos pasados y acoger con serenidad e ilusión los siguientes, para convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos con toda nuestra experiencia y vivencias.

Incluso puede ser un buen momento para trabajar más esa parte espiritual que todos tenemos y que engloban al resto de cuerpos físico, mental y emocional.

La crisis existencial es pasajera

Lo que tenemos que tener claro es que una crisis existencial no es una enfermedad, sino un proceso de cuestionamiento interno que hace que nos replanteemos nuestra vida, y cada persona lo vivirá de una forma diferente.

Como proceso personal, tenemos que ser conscientes que es un período temporal y tendrá su duración, luego pasará. Este proceso personal puede durar de uno hasta varios años, y todo ello dependerá de si hemos dado respuesta a todos esos cuestionamientos internos sobre nuestra propia existencia.

Un ejemplo de cambio de valores personales

Un claro ejemplo de cambio de los valores personales lo tenemos en el acontecimiento que está viviendo en la actualidad EEUU y que se está expandiendo a lo largo del mundo, el fenómeno llamado “Bib quit” (la gran renuncia) donde miles y miles de trabajadores han optado durante los últimos meses por renunciar a sus puestos de trabajo. No es cualquier cifra, ya que estamos hablando de unos 20 millones de estadounidenses, y esto se está trasladando al resto del mundo, incluido España. Y no es que se hayan puesto todos de acuerdo para ello, sino que es una consecuencia de que la sociedad mundial ha vivido un shock emocional tremendo en los últimos años y esto ha hecho que cambien muchas cosas en sus vidas, como sus valores personales y lo que para cada individuo es importante.

Así como una persona puede cambiar sus valores a lo largo de su vida, hay eventos sociales y mundiales que pueden acelerar este cambio y que ese cambio de valores se dé en masa.

Ahora que ya sabes todo esto, tal vez te interese conocer tus propios valores personales para conocerte mejor. De hecho, hacer periódicamente una revisión de esos valores personales (cada 10 años) es una buena idea para ser consciente de cómo la persona va cambiando y con ello sus motivaciones y anhelos, en definitiva de conocerse mejor.

En próximos post realizaré una actividad para que puedas conocer los tuyos y estoy seguro de que te va a encantar, aunque ya te aviso que no será sencillo y requiere de cierta dedicación.

 

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Javier Badía – Acompañante en Bioneuroemoción® – Máster en PNL – Hipnosis – Coaching

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